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Miércoles y Domingo
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« La contemplación del rostro de Cristo no puede reducirse
a su imagen de crucificado. '¡Él es el Resucitado!'... El Rosario ha expresado siempre esta convicción de fe, invitando al creyente
a superar la oscuridad de la Pasión para fijarse en la gloria de
Cristo en su Resurrección y en su Ascensión. Contemplando al Resucitado, el cristiano descubre de nuevo las razones de la propia
fe, y revive la alegría no solamente de aquellos a los que Cristo
se manifestó –los Apóstoles, la Magdalena, los discípulos de Emaús
–, sino también el gozo de María, que experimentó de modo
intenso la nueva vida del Hijo glorificado. » *
(Rosarium Virignis Mariae, Juan Pablo II, Cap. II, 23)
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I. La Resurrección
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II. La Ascención de Nuestro Señor
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III. La Venida del Espíritu Santo
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IV. La Asunción de la Virgen María al Cielo
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V. La Coronación de María como Reina del Universo
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