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  Pensamientos
 
La humildad

 Casi inconscientemente, en nuestros deseos de perfección, alimentamos la secreta pretensión de ser algo; tal pretensión es un obstáculo para el Amor. No puede el Señor realizar en el alma su obra sin abrir la preocupación propia que se opone al desarrollo y a la consumación de la humildad. El amor solo se alcanza en la humildad o por la humildad. (Liagre)
 

Coloquémonos humildemente entre los imperfectos, considerándonos almas pequeñas a las que Dios tiene que sostener a cada instante. ... (...) ... Sí, basta con humillarse, con soportar serenamente las propias imperfecciones. ¡He ahí la verdadera santidad! (Santa Teresa de Lisieux)

Cristo Jesús... Enséñame a padecer con esa alegría humilde y sin gritos de los santos... Enséñame a ser manso con los que no me quieren o me desprecian. (Beato Rafael Arnáiz) 

En las instrucciones particulares que daba a cada una de las novicias, siempre se volvía a lo mismo: humildad, pobreza espiritual, sencillez y confianza en Dios. (Santa Teresa de Lisieux)

En las instrucciones particulares que daba a cada una de sus novicias, siempre insistía en la humildad. El fondo de su doctrina era enseñarnos a no afligirnos al ver que éramos la debilidad misma, sino antes bien a gloriarnos en nuestras imperfecciones. Es tan dulce sentirse débil y pequeña. (Sor Genoveva en referencia a Santa Teresa de Lisieux)

(Dice Jesús:) Me hice el más humilde y abatido de todos, para que vencieses tu soberbia con mi humildad. (Tomás de Kempis)

El acto propio de la humildad consiste en inclinarse delante de Dios y de todo lo que hay de Dios en las criaturas.
(Garrrigou Lagrange)

El secreto del amor reside siempre en un despojamiento total de nosotros mismos y una humildad radical. (Jean Lafrance)

En ese pondré mis ojos: en el humilde y el abatido que se estremece ante mis palabras. (Isaías)

Es su voluntad que humille mi soberbia ante las miserias de mi carne.
(Beato Rafael Arnáiz)

Humildad y amor. La extrema pequeñez de la persona y de las obras; la grandeza sin límites de los deseos y el amor. (Liagre)

La humildad gana el corazón de Dios. La mansedumbre el de los hombres. (Anónimo)

La humildad llena de paz nuestro trato con los hombre. Con ella no hay discusión, ni envidia, ni ofensa posible. ¿Quién puede ofender a la misma nada? (Beato Rafael Arnáiz)

Las obras extraordinarias no están a mi alcance. ¿Cómo demostraré a Dios mi amor si éste se prueba en las obras? Por mis pequeñas acciones y sacrificios. ¡Como niña, sembraré de flores sus caminos! y Jesús los mirará complacido. (Santa Teresa de Lisieux)

Mira delante de Jesús lo que eres, y aprende a conocerte; así no tendrás soberbia, y en tu propia humillación aprenderás algo de humildad, que aún no sabes lo que eso es, y es necesario que lo aprendas. (Beato Rafael Arnáiz)

Nada hagáis por rivalidad ni por vanagloria. (San Pablo)

Se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. (San Pablo)


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