¿Quién es María para Dios?

Porque María es el Secreto de Dios, por eso el misterio de su perfección y de su esplendor permanecen escondidos a los ojos de este mundo. Por tanto, pese a la humildad abismal de la Virgen y del silencio de las Escrituras sobre la mayor parte de los acontecimientos de su vida, no hay criatura humana que le sea comparable, por ninguno de los privilegios inauditos que Dios le ha concedido por siempre, desde esta tierra y por toda la eternidad.

Tampoco hay ninguna criatura humana que sea más universalmente conocida, amada, admirada, loada, rogada tanto por los más santos y por los más ilustres de los niños y los hombre de todas las naciones como por la enorme multitud de pecadores… Lo que se puede descubrir y presentir del plan de Dios sobre la Virgen María, por otra parte, es a menudo por la abundancia de alabanzas y del amor admirativo de teólogos, santos, Doctores, Padres de la Iglesia, (lo cual ésta última pudo poner en evidencia), levantando así una parte del velo de la inconmensurable elección mariana.

Es asociada, de un modo a la vez único y todavía velada para nuestra mirada humana, con los tres grandes misterios de la fe cristiana

Es asociada así:

en su elección divina única (San Bernardino de Siena proclama: « Oh María, bien antes de la creación, estabas predestinada en el pensamiento de Dios para revestirlo de nuestra carne»);
en su Inmaculada Concepción;
su participación única en el misterio trinitario y eucarístico (como Hija del Padre, Madre del Hijo y Esposa del Espíritu Santo);
en su relevancia en el Corazón de Dios (“Un solo suspiro de María llega a Dios por encima de las súplicas reunidas de todos los santos”);
en su maternidad universal y educadora;
en su capacidad única para obtener para los hombre la Salvación y la profusión de la Misericordia de Dios…

Conforme nos adentramos en la contemplación del plan de Dios para María, más descubrimos que Ella es asociada, de un modo único y todavía velado para nuestra mirada humana, a los tres grandes misterios de la fe cristiana: el misterio de la Trinidad, el de la Encarnación y el de la Redención.